¡ECUADOR DESPIERTA DEL SUEÑO INDUCIDO!

La sociedad ecuatoriana, mientras no se destapaba la cloaca de la corrupción que había constituido la práctica habitual del gobierno anterior, vivía con la certidumbre, a fuerza de escucharlo todos los días, de que el país caminaba en pos de alcanzar las atalayas de su desarrollo. Esta fantasía cundió en todos los estratos sociales, que sumidos en una especie de letargo, perdieron el horizonte para reaccionar ante los atropellos y cediendo a la millonaria propaganda oficialista, desistieron de su capacidad de lucha para sumirse en los brazos del engaño premeditado desde los escaños del poder. Los pocos ecuatorianos que tuvieron la audacia y el atrevimiento de no caer en los tentáculos del ardid publicitario que nos hacía creer que vivíamos en el paraíso fueron ofendidos, perseguidos, enjuiciados, encarcelados, sometidos al escarnio público y condenados como apóstatas por un gobernante que asomaba en las tribunas ostentando su poder cual pontífice de medioevo; omnipotente, omnipresente y omnisciente. Como todo en esta vida es pasajero y como los totalitarismos duran lo que la gloria efímera de los obnubilados por el poder, el país despertó de su sueño inducido y recuperando su capacidad de reacción, comenzó por asombrarse al conocer cómo los fondos públicos fueron manejados alegremente, a diestra y siniestra para saciar los apetitos de quienes se consideraban los ungidos por la historia para gobernarlo hasta la posteridad, luego se indignó al contemplar estupefacto cómo la corrupción había carcomido las entrañas del gobierno anterior que como un gigante con pies de barro se desplomaba con cada nuevo personaje que otrora poderoso iba a dar con sus huesos en las mazmorras por ser parte de la corrupción. ¿Cuántos ex funcionarios se encuentran de vacaciones o jugando boley en los centros de reclusión? ¿3, 5, 8? ¡el número no importa! Y con toda seguridad la lista de detenidos continuará incrementándose ¿y cuántos ex funcionarios pusieron los pies en polvorosa? ¿2, 4, 6? ¡el número no importa! Y es de esperar que esta lista no se incremente. La verdad de los hechos, para desgracia del país, es que fuimos víctimas de una auténtica delincuencia organizada, porque es evidente que se concertó para el cometimiento de delitos graves, tipificados tanto en el Art. 369 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), cuanto en el Art. 2 de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada, con miras a obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico u otro beneficio de orden material. Una vez desmitificada la autoproclamada “década ganada”, solo abrojos nuestra Patria pisa; luego del mayor desastre nacional, las cenizas de lo que fue la riqueza ecuatoriana cubren todos los recodos del país; endeudados hasta lo inimaginable, absortos por la descomposición moral de los hasta ayer redentores y predestinados, indignados por la corrupción que hizo presa fácil de varios ex funcionarios del gobierno anterior, nos quedaba el espacio de la ASAMBLEA NACIONAL como último fortín para debatir sobre estos temas que indignan y avergüenzan a todos los ecuatorianos; se intentó, por varias ocasiones llevar al debate estas particularidades y los amigos de los involucrados, buscando salvar “los muebles” se blindaron para no dar paso a comparecencia de funcionarios y juicios políticos, a espera de que sea la justicia ordinaria la que investigue, juzgue y sancione a los imputados, negando el rol fiscalizador de la Asamblea Nacional, cuando era oportuno, en respeto a ese pueblo engañado, BLINDARSE CONTRA LA CORRUPCIÓN, Y NO BLINDARSE A FAVOR DE LOS AMIGOS. Ahora, cuando tenemos a un vicepresidente como huésped de la cárcel 4, cuando altos ex funcionarios pasean su deshonra entre celdas, barrotes y murallas, cuando se conoce de antemano que los corruptos todavía tienen feroces y fanáticos defensores en el seno de la legislatura, al extremo de que no permitirían el juicio político a Jorge Glass Espinel, impulsaremos activamente este proceso fiscalizador, deslinda responsabilidades en caso de que la mayoría parlamentaria, confabulada para proteger a sus amigos así se trate de los mayores corruptos del país, impidan este juicio político. Ellos rendirán cuentas a la historia y se perennizarán en la memoria colectiva como los encubridores del mayor atraco nacional. Esa palabrería desgastada de sostener que han sido el mejor gobierno del universo ya no se la creen ni ellos mismos. Reiteramos nuestro compromiso cívico con los altos intereses nacionales y continuaremos con su deber de legislar y fiscalizar aún cuando los amigos de los presuntos corruptos cierren filas buscando impedir los juicios políticos y pretendan todavía, pese a tanta evidencia, consagrarse como incoloros, inoloros e insípidos.

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